Al entrar en la plaza del obispo, la bellísima fachada de Nuestra Señora de la Encarnación, sugiere que tal “continente” debe tener un “contenido” de obligada visita. Y así es: nunca defrauda.
Sobre el solar dedicado por los malagueños, desde tiempo inmemorial a distintos cultos religiosos, se levanta este templo, donde Gótico, Renacimiento y Barroco se dan la mano en esta mezcla tan sutil como espectacular, sin estridencias, como una danza…
En su fachada principal, a modo de triple arco triunfal se abren tres puertas, sobre las cuales, la Anunciación en el centro, y ambos lados los Santos Mártires San Ciriaco y Santa Paula (patronos de Málaga), nos dan la bienvenida.
Su única torre-campanario concluida sigue reclamando el protagonismo de este monumento, siendo la construcción más alta de la ciudad.